Una de mis intenciones al crear este contenido es rendir un pequeño homenaje a Robert Hood y a su disco «Motor: Nighttime World 3». También acercar el techno más conceptual y primigenio a quien no esté habituado a él, que sepa que las máquinas también tienen alma. El texto que vas a leer a continuación corresponde a las respuestas que dio Robert en la entrevista realizada por la revista física «Go Mag» en su número 125 que fortuitamente acabo en mis manos. Las imágenes las encontré en la red buscando fotos de Detroit y decidí intercalarlas entre los textos ya que ilustran perfectamente las palabras del productor americano.

«Cuando vi el documental de Julien Temple pensé en aportar mi grano de arena porque hablaba del desarrollo de la ciudad junto a la industria del automóvil, con la gente del Sur yendo a vivir a Detroit como parte de su sueño americano. Mi idea era hacer una banda sonora de todas esas circunstancias adversas y la serie «Nighttime World» era la plataforma perfecta porque me permite ser más experimental, más cinemático. La serie recoge todo lo que soy musical y artísticamente»

«Detroit fue una ciudad de visión, de progreso, de esperanza, pero ahora todo se ha perdido. Hay un pasaje de la Biblia que dice: «Donde no hay visión el pueblo perece» La gente ha perdido el sueño, la esperanza y ahora viven al día. Esa esperanza debe restablecerse para que la ciudad pueda resurgir de sus cenizas. Todos pasamos pruebas y aflicciones, pero el motivo de esas pruebas es producir perseverancia y la perseverancia produce carácter y el carácter produce esperanza»

«No creo que tardemos mucho en ver un resurgimiento de la ciudad , porque la gente de Detroit es gente de recursos, son supervivientes. Pero si vemos el vaso medio vacio no llegaremos muy lejos. Lo mismo pasa en Philadelphia, en New Jerey o en otras ciudades de EE.UU., incluso en Egipto o en Grecia… estamos en camino hacia la tierra prometida, pero no lo estamos mirando con la perspectiva correcta y seguimos dando vueltas en el desierto»


«La portada es obra de Patrick Vogt. Le expliqué el disco y el simplemente cogió una onda de sonido y la convirtió en el skyline de Detroit. Es como si hubiera remezclado la ciudad. Es un diseño excelente»
«No recuerdo de donde saqué esos samples. Representan el esfuerzo de la gente, los que una vez ocuparon las fábricas que ahora están vacías, los fantasmas… Soñé que estaba en una fábrica vacía y podía oir una canción de góspel. Era bello y terrorífico al mismo tiempo, era como oir a la gente que habia estado alli mucho tiempo antes, la gente que habia venido de Alabama, de Georgia, de Mississipi, con la esperanza de una nueva vida. Esa gente dejó un legado que ha permitido a gente como yo crear y soñar, ya no tenemos que trabajar los campos del Sur, podemos tener una educación y ser lo que queramos. Este disco es un homenaje a todos ellos porque sabían que ellos ellos no podían ser médico o abogados, astronautas o artistas, pero sabían que algunos de sus nietos si que lo serían»

«Me sorprendió la primera vez que vi «The Omega Man» (Boris Sagal, 1971), debía tener 7 u 8 años. Sobrevivir a un holocausto nuclear y después mantener tu propia cordura en medio de todo aquel salvajismo me parece una de las mayores hazañas posibles. Es una gran pelicula con una gran banda sonora. La versión moderna de la película está bien, pero en la primera la banda sonora está perfectamente ensamblada con la emoción de la película. Siempre me he sentido identificado porque aunque no lo parezca el techno es una música muy solitaria»

«Vivo reodeado de campos de maiz, carreteras sin asfaltar, vacas y hasta una reserva india. Todo aquí tiene una pureza especial, hacer o escuchar techno en medio de la naturaleza, a veces es un poco extraño, pero siempre es una experiencia muy placentera e intensa. Muy pocos de mi vecinos saben a que me dedico. A veces se lo explico y al cabo de un mes me preguntan, «¿qué dijiste que hacías?».»
